Oraciones de Impacto II
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Llamamos constancia a la voluntad inquebrantable y persistente en la determinación de hacer algo o en el modo de realizarlo. Esta virtud es característica de pocas personas y un factor determinante para alcanzar el éxito.
Por esta razón, cuando somos constantes en la oración, su impacto es doble. Jesús nos enseñó a ser constantes en nuestro clamor a Dios para ver su favor en nuestras vidas.
En la actualidad el estrés es considerado la enfermedad del siglo XXI, según los expertos, debido al estilo de vida frenético y la sobrecarga físico-emocional. La neurociencia nos enseña que en momentos de alerta y preocupación nuestro cerebro produce adrenalina, aumenta las palpitaciones del corazón y secreta más hormonas, entre ellas el cortisol. Cabe destacar que esta reacción natural de nuestro cerebro es útil para enfrentar situaciones de peligro inminente y real porque nos ayuda a sobrepasar esa situación poniéndonos en alerta máxima.
Cuando baja el peligro o el momento difícil termina, el cerebro y el corazón vuelven a su estado natural.
Es interesante la reacción de nuestro cerebro, puesto que no distingue entre lo real y lo que no es real: cuando una persona tiene preocupaciones injustificadas, es decir, preocupaciones por cosas que no han sucedido y quizás nunca vayan a suceder, en ocasiones imagina el peligro aunque no sea real. No obstante, el proceso de alarma de nuestro cerebro y cuerpo se produce igual.
Algunas personas siempre encuentran una razón para preocuparse y se las arreglan para mantenerse en estado de alerta constante, sea ésta una situación real o imaginaria. Lo que estas personas no saben es que sin desearlo se intoxican con su propio cortisol y prolongan los síntomas de estrés. Cuando no podemos bajar la guardia y descansar de las preocupaciones, el cuerpo y la mente comienzan a funcionar mal.
Por esta razón la fe y la oración tienen un lado terapéutico para nuestra salud mental.
Descansar en Dios, volcar nuestras preocupaciones, lograr reposar en el Señor es absolutamente reparador y tiene un gran efecto positivo en nuestro ánimo mientras esperamos un milagro.
Aprender a correr al altar y descansar en nuestro Señor, confesar con nuestra boca que no nos preocuparemos por nada porque confiamos y descansamos en Él. Esta actitud permite que nuestro cerebro y cuerpo funcionen mejor. Además nuestras oraciones en el mundo espiritual comienzan a trabajar a nuestro favor.
¡¡Te Invitamos a escuchar el mensaje completo, Dios te Bendiga!!
Pastores Juan Manuel y Nerina Curbelo.
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